Ir al contenido principal

Mortal y rosa de Paco Umbral. La exposición de una sensibilidad oculta.


Con mi atraso usual, en esta ocasión de décadas, terminé el mes pasado otro de esos libros que amontono por ahí, que adquirí no recuerdo cómo, y cuya lectura he ido posponiendo por la llegada de esta o aquella novedad, por desidia, por falta de tiempo.
Y así, el libro que ahora abordamos es Mortal y Rosa, de nuestro entrañable Paco Umbral.
Creo recordar (porque hace añares) que lo compré al hilo de que alguien me comentó que era su mejor obra. Quien fuese, no me mintió. Me gustaba el Umbral columnista en los periódicos, la prosa irónica o feroz y siempre singular de este hombre, a la hora de analizar la actualidad social y política del país. Pero como escritor, no me mataba. Había leído La guapa gente de derechas, y también Iba yo a comprar el pan, allá por la Transición, y más tarde llegué a ojear sin terminar Mis placeres y mis días. Lo dicho, no me mataba y prefería de largo, su faceta periodística. Bien, he cambiado de opinión. Umbral ya no es Umbral, me lo han cambiado. No sé quién es este que se esconde tras las líneas de Mortal y Rosa.
La novela, el diario, la semblanza, el libro a secas, ya ni sé cómo llamarlo, es una obra maestra, la más pura poesía en prosa. Puestos a ser malo, a criticar, a sacarle punta al lápiz más negro, podría decir que en algunas páginas se nota un recargamiento algo artificioso, pero ni siquiera estoy seguro de ello, porque todo el relato es un turbión que se te lleva por delante, y al que le importa un carajo si le gustas o no.
Siempre ha habido opiniones sobre si se ha de escribir con las tripas, la vieja cuestión de la belleza desde el sufrimiento, de que la creación más genuina ve la luz a través de un tormento interior. No sé si ello es así, o lo es solo en ocasiones, o es un mito romántico y un poco católico. En este caso, es una realidad incontestable. Mortal y Rosa, es sabido, fue escrita por Umbral a modo de un diario sin fechas ni referencias, que transita por la enfermedad de su pequeño hijo, que finalmente muere.
El relato oscila entre una cotidianidad que el autor va desmadejando en sus más tenues instantes, desde una perspectiva de mera observación asombrada y enamorada del hijo en todas sus actividades (irrelevantes para el adulto, que cobran entonces un significado nuevo y profundo), y la explosión del dolor, que va acentuándose página a página, hasta una amargura final que pareciera tener algo de liberación.
Nunca antes había leído un examen más atento del gesto de un niño, de la expresión de sus ojos, del mundo que late en él, de la nada que somos los adultos frente a tanta pureza. Es otro Umbral, o tal vez sería mas acertado decir que este es Umbral, porque el otro, el de las descarnadas ironías periodísticas, es solo un figurín vestido para la ocasión, pura tramoya teatrera que se zambulle en la actualidad para ejercer un papel.
Mortal y Rosa es la desnudez, un ejercicio de autoexposición sin tapujos, una catarsis inevitable, quizás. En todo caso, un estremecedor recorrido por la vida y por la muerte, por los instantes puros, por el dolor humano. Uno termina el libro del único modo en que puede terminarse: Molido; salvo que se sea de pedernal. Y se queda un tiempo prolongado, preguntándose qué es lo que realmente importa.
Qué más se puede pedir a un libro.

Comentarios

Entradas populares de este blog

La Casa, de Mújica Laínez; un relato diferente.

  Manuel Mujica Laínez es uno de esos grandes autores argentinos que nunca ha tenido el predicamento de Borges, Sábato o Cortázar, pero cuya deslumbrante y cuidada prosa en nada desmerece de la de los más consagrados. Más conocido por obras como Bomarzo o El Escarabajo , es La Casa, una obra de 1954, considerada menor entre las del autor, pero que a mí me resulta entrañable y singular por su estructura y temática. Escrita con el esmerado estilo del que siempre hizo gala el escritor argentino, La Casa narra la historia de un caserón palaciego en la Buenos Aires finisecular; una mansión sita sobre la misma calle Florida - la peatonal más característica y exuberante del microcentro porteño - , propiedad de una familia patricia cuya cabeza es un senador terrateniente. La novela está narrada en primera persona por la misma edificación que da nombre al relato, y que recuerda sus glorias y affaires familiares del último tercio del siglo XIX y primero del XX, mientras es paulatina...

La Era del Capitalismo de la Vigilancia, de Shoshana Zuboff. Un análisis insustituible

  Obra larga, pero amena (aunque creo que el último centenar de páginas es un poco insistir en lo mismo y podría habérselo ahorrado), que ofrece al lector nuevas claves de interpretación sobre la deriva digital de los últimos veinticinco años, arrojando luz sobre cortantes aristas y profundas sombras, hasta pintarnos un panorama socio-tecnológico sobre cuyo alcance no siempre tenemos un conocimiento amplio o al menos cabal. Shoshana Zuboff, socióloga y profesora en Harvard, traza una bastante tenebrosa semblanza sobre las actividades e influencias sociales y económicas de las grandes tecnológicas digitales emergidas de Silicon Valley en el tramo final del pasado siglo. La obra, a mi juicio de lectura obligada, adolece no obstante de carencias y cojeras que trataré de deslindar, sin que ello reste precisión al análisis de la autora sobre esta realidad digital que nos envuelve como un círculo invisible, y contra la que estamos progresiva y fatalmente inermes. Asusta pensar que la o...

1936. Fraude y Violencia en las elecciones del Frente Popular, de Tardío y Villa. Una monografía ilustrativa.

  Imprescindible monografía de Manuel Álvarez Tardío y Roberto Villa, editada en 2017, que profundiza sobre datos y aspectos ya indicados por otros autores, hasta elevarlos probablemente a definitivos, superando décadas de ocultamiento y disimulo, y viniendo a remover el mito del triunfo izquierdista en las elecciones del Frente Popular. De inicio, fijan Tardío y Villa las circunstancias emanantes del mal llamado Bienio Negro y la no menos mal llamada Revolución del 34 ; la caída de Lerroux, las oscuras y recurrentes maniobras ( borbonear , lo llamaron otros autores; muy en la línea con la Restauración) de Alcalá-Zamora para impedir un gabinete de Gil Robles y su CEDA (a la sazón el partido más votado), precipitando finalmente la convocatoria de elecciones e impidiendo así un Pleno (el Congreso había sido cerrado) que discutiera los decretos dudosos de un gobierno minoritario. Los autores remarcan un aspecto menos conocido por la ciudadanía, como que el sistema de circunscripc...